En general, las baterías de níquel-hidruro son conocidas por su resistencia al frío, en comparación con otras baterías recargables. Pueden soportar temperaturas de entre -20 °C y 60 °C (-4 °F y 140 °F) sin sufrir daños significativos.


Las baterías de níquel-hidruro metálico (NiMH) pueden funcionar en climas fríos, pero su rendimiento suele disminuir en condiciones más frías, especialmente a temperaturas bajo cero (0 °C o 32 °F). Las reacciones químicas que generan electricidad en la batería se ralentizan con el frío, lo que reduce su capacidad y potencia.
Sin embargo, las baterías de NiMH suelen ser más resistentes al frío que otros tipos de baterías, como las de iones de litio. Por lo tanto, aunque su rendimiento pueda verse reducido, siguen funcionando. Para maximizar su rendimiento en climas fríos, puede ser útil mantener las baterías calientes hasta que se necesiten y usar un calentador de baterías, si lo hay. Se recomienda almacenar y usar baterías de hidruro de níquel a temperaturas entre 0 °C y 35 °C (32 °F y 95 °F) para un rendimiento y una vida útil óptimos.